Maravillas de una vida complicada parte 1

2002. Las maravillosas Torres Gemelas son derrumbadas. Al otro lado del mundo era un día soleado. Dos años y ese era su primer recuerdo: nubes rebeldes que parecían no querer aparecer en ese cielo tan azul. Su papá halaba de ese pequeño flotador por medio de una cuerda, ese pequeño flotador que la hacía tan feliz. Que sonrisa tan bella, la primera sonrisa del primer hombre que la hizo enamorarse de la vida. Esa sonrisa que daría también comienzo a un retorcido plan de vida aún no escrito.

Era un apartamento frío. Paredes blancas, llenas de pequeñas marcas de golpes y lucha. Su mamá en el suelo pidiendo que no le pegaran más. Ella, tan pequeña, tan frágil, con la nariz sangrando, su hermano escondido, su padre… No paraba de pegarle a su madre. Tenía 4 años.

Era su quinto cumpleaños. Una piñata de Bob Esponja. Muchos niños alrededor. Familia, esa gran familia que siempre ha tenido. Pero no escuchaba a nadie. Sólo esperaba un sonido en específico. Corre cuando lo escucha. Su madre le dice: “Hija mía, tu mami te desea un muy feliz cumpleaños.”

Año 2006, es para el pueblo colombiano, una época decisiva, toma posesión para un segundo período como presidente, Álvaro Uribe Vélez. Ese mismo año le dicen a la pequeña que no puede tomar decisiones importantes sola. Paredes con franjas verdes. Una señora preguntándole cosas que no quiere responder. Su inocente mente aún no sabe con quién quedarse, igual… No la dejarían elegir, y no quiere separarse de su hermano. Gritos de su madre suplicando que no la separen de sus hijos. Gritos en vano.

Su primera década de vida empieza llorando. Le dice que no quiere y que no puede. Aun así, le obliga a tocar eso que para ella es tan desconocido. Pero todo cambia cuando lo escucha. Nunca se había sentido tan libre, se esfuerza. No pensó que lo que estaba en sus manos la iba a acompañar el resto de su vida a donde vaya. Una guitarra clásica, color marrón en degradé con negro. Al principio muy grande para ella. Después, su fiel compañera para toda la vida.

Rodillas raspadas. Dientes nuevos en crecimiento. Un colegio que odia. Una chica que se interpone entre lo que ella cree justo y lo que no. Aparece una violencia incontrolable. Para una chica de 11 años fue un gancho derecho bastante fuerte. Por primera y última vez golpea a alguien.

Le celebran sus doce años sus abuelos paternos y su hermano menor. Hectáreas y hectáreas de zona verde. Ya no veía a su padre ni a su madre. Rondaba este peculiar rumor de que el mundo se iba a acabar. Su abuelo la dejó adoptar dos gatos que amaba con su alma, Zeus y Pacho eran sus nombres. Un colegio en donde las de su “clase” no merecían menos que un puño en la cara. Llanto e impotencia; pero también el regalo de la nobleza y la fuerza.

El presidente Juan Manuel Santos se prepara para el nuevo Congreso del periodo del 2014 al 2018 mientras ella agrega un nuevo olor, uno parecido al hogar. Una nueva familia. Su madre se había casado de nuevo. Vuelve a su hogar. Un nuevo colegio. La esperanza del cambio, la esperanza de volver a tener esperanza. Tenía 14 años.
Sus quince primaveras acompañadas de una fuerte risa provocada por su madre. Una llamada. Su mejor amiga agoniza y llora. Tiene que llamar a urgencias. Espera lo peor. Ella sobrevive después de haber ingerido más de 50 pastas y un ron de muy buena calidad. Su intento de suicidio les dio más vida a ambas.

1 mes después de cumplir 16 años. Una pelea. Un capricho. Un anhelo de amor por parte de su padre que jamás antes había experimentado. Dura una semana empacando ropa. Nadie en la casa se da cuenta, aunque las bolsas están en su habitación a plena vista. Está perdida. Huye. Su padre le abre los brazos. No sabía que había tomado una mala decisión. Ese abrazo tan cálido no le permitía ver el cielo gris que se creaba encima de ella.

10 de Julio del 2017.  El Instituto Colombiano Agropecuario reportó un brote de fiebre aftosa en el ganado, por lo cual se decretó una cuarentena sanitaria en varios municipios de CundinamarcaBoyacáAntioquiaCaldas y Santander. Ella no lo sabía. Sólo veía un cuarto rojo y luces artificiales. Su ex-novio la tenía con una fuerza sobrenatural. La mirada de un animal perdido. Drogas, él estaba drogado. Silencio. Súplica. De nuevo silencio y por último culpa. Se siente culpable, sucia y degradada. Su mirada está perdida en el recuerdo de una voz gutural llena de placer.

13 de enero del 2018. Gritos. Más gritos. Ella y su hermano estaban asustados. Sabían lo que les corría pierna arriba. Aunque ellos no habían hecho nada, su padre se quería desahogar de un mal día con ellos. Ella no permitiría que tocaran a su hermano menor. Después sólo pudo sentir un golpe en la espalda, que momentos después, la dejaría sin aire, sin fuerza, impotente y frágil. Estaba repitiendo la historia de su madre.
Ya casi era mayor de edad. De nuevo. Empacar a escondidas. Aceptó lo que por tanto tiempo no quiso ver. Su padre no cambiaría. Su mamá la esperaría con los brazos abiertos. Desde entonces el odio y el amor tienen la misma profundidad, pero no le hace falta sentir el primero.

Biografía
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