Luego de unos meses del estallido social en Chile (18 de Octubre de 2019) surge un partido político en búsqueda de poder llevar esas demandas colectivas a la clase política tradicional. Con el nacimiento de esta iniciativa también nace una necesidad de utilizar una estética que se diferencie de lo tradicional y lo viejo, lo que me permitió empujar los límites de lo que es considerado aceptable para comunicación política.
Una vez establecida la identidad del partido, comenzó la carrera para poder formarse como tal, lo que implica una campaña. La propuesta fue algo único en la historia electoral chilena: apostar por la comunicación digital. Con un KPI de tráfico y esfuerzos en las calles corriendo por simultáneo era necesario hacer foco casi en un 100% en poder captar firmas que permitieran a este proyecto consolidarse.