El contraste y la riqueza de texturas hacen de la residencia Ruiz de Pass un espacio cálido, agogedor y porqué no decirlo: hasta un poco dramático.
Durante el proceso de diseño, el propietario y el arquitecto Federico Castro decidieron mantener los árboles del terreno, por lo que esta residencia nace entre las raíces y crece bajo la sobra de un hermoso árbol de más de 60 años de antigüedad.
Materiales expuestos, contrastes tonales, ausencia de brillo y mucha textura. La arquitectura interior se concibe con un juego de formas en los cielos y la presencia de tonos "tierra" en los pisos, de manera se perciba un espacio más "terreo", con imperfecciones y rugosidades táctiles y visuales, las cuales se destacan mediante juegos de iluminación y formas sinuosas.
Los patios interiores brindan iluminación y ventilación durante gran parte del tiempo, y permiten abrir visuales a los pasillos y aposentos, con vista a los jardines, fuentes y muros enchapados en piedra que refuerzan la conceptualización del espacio.