Partiendo desde la sinestesia, el proyecto plantea un enlace de los sentidos, un ritmo visual que se mezcla con el auditivo para generar una experiencia donde es el usuario el que marca el ritmo y plantea el resultado de su propia participación en la misma.
La interfaz consiste en una página web que a través de una cámara reconoce todo lo que ve y lo traduce a un código de color hexadecimal, que a su vez se proyecta en forma de cuadrado en una pantalla. Como base reconoce 7 colores en general, la gama de los rojos, verdes, azules, Cyan, amarillos, naranjas y violetas. Cada una de estas familias de colores tiene asignados tres sonidos específicos que funcionan en armonía con el resto.
Habiendo en el espacio tres cámaras, para tres usuarios diferentes y en simultáneo puedan crear una melodía diferente según los colores que decidan mostrarle a la cámara
El resultado es un patrón de sonidos efímeros y un patrón de colores que permanece en el tiempo.
Fotos: Ana Belén Mancho
Video: Julia Malone
