Somos, gracias a la voluntad de una fuerza suprema.
Juguemos a eso.
Génesis.
El deseo y voluntad de una élite física y espiritual da comienzo a todo.
Una fuerza creacional, poderosa y primera.
A partir de ello, este Olimpo. Un Olimpo personal de 12 seres.
Distantes divinidades, frías, inertes, celestes, con miradas que ocultan fuerza y debilidad.
Arriba, siempre.
Celestes.
Arriba está lo desconocido y donde siempre miramos en busca de respuestas.
Por un lado tenemos la imagen, la captura; la toma fotográfica opera con la fineza de un escalpelo quirúrgico
y rebana una porción de tiempo, una fracción de un momento.
Por otro tenemos el texto; en el mismo plano conviven y comparten la misma experiencia de fragmentación.
Tiempo y espacio.
Tiempo y espacio.
Quien narra lo dicho, lo textual: el retratado, una voz en off, un pensamiento.
El orden es aleatorio. El azar es el orden de los dioses