La obra que presento, es el resultado de una creación  artística juiciosa; que nació desde la percepción de la realidad social a veces invisible pero tan importante que se vive en Ipiales, esa misma realidad que nos hace únicos y realmente importantes  para la historia de esta tierra Colombiana, la  realidad que ha definido a este pedazo de terreno fronterizo como “La ciudad de las nubes verdes” inspiración del poeta que deambula por el sistema.
En esta creación artística el público podrá observar una extracción semiótica de símbolos e iconos que son propios y caracterizan ese imaginario colectivo llamado “Carnaval multicolor de la frontera” los mismos también identifican ante el tejido social propio y visitante la realidad cotidiana de Ipiales, plasmados a su vez en el afiche que hoy orgullosamente les enseño.
Como elemento principal está la mujer, -no podría ser de otra forma-  una mujer Ipialeña raizal,  danzante del carnaval, quien en un gesto amable y con la galantería característica de la feminidad en este territorio, nos da la bienvenida y abre las puertas a la ciudad  fronteriza, la que el mismo Dios quiso tomar como referencia para dividir a dos patrias hermanas Colombia y Ecuador; esta es  Ipiales, en la cabeza reposa un cóndor, animal propio de las culturas andinas, con una connotación regional que identifica al habitante de Ipiales y es recapitulado una vez más en tiempo de carnaval, así como al entonar las gloriosas estrofas del himno de Ipiales, emblema patrio de nuestra ciudad, además; los dorados que se diseminan alrededor de la cabeza son alusivos a la cultura de los Pastos, es decir de nuestros principios culturales propios, tantas veces amenazados por culturas extranjeras y que se mantienen vivos en la obra, notaran también que en esta parte se forman varios pictogramas indígenas, muestra de la resistencia a la expropiación de la que fuimos víctimas a manos del invasor Europeo. Las flores, a su vez hacen alusión a la diversidad, por lo tanto, son de distintos colores creando un imaginario de igualdad desde la diferencia… llámese entonces Carnaval multicolor de la frontera, zona cultural donde nos reencontramos para vivir y compartir en un mismo espacio la pintica, el talco o la carioca y al son de las trompetas, los bombos y las quenas, exclamar en un tono: Viva Ipiales, ¡viva el carnaval!!!
Todos estos elementos están situados en la cabeza de la mujer con el único fin de hacer alusión al potencial e inteligencia de la feminidad, gestora de un todo llamado sociedad… llamado Ipiales. Ahora bien, si el observador analiza la propuesta artística notara que sobre el hombro de la mujer hay un Cuy, icono del departamento de Nariño por excelencia, representativo de la gastronomía del sur y que en Ipiales puntualmente se puede degustar en época de carnaval.
Como olvidar la música, nuestra música andina; representada con la zampoña que reposa en la mano de la mujer. La zampoña instrumento musical testigo del paso del tiempo, de cambios fortuitos, que han intentado doblegar su sonido de libertad, ese sonido hermoso que tantas veces tocaron e interpretaron nuestros ancestros, Los Pastos.
En la parte posterior izquierda de la obra se encuentra la bandera símbolo patrio de Ipiales, pabellón tricolor  del que se despliegan hacia abajo y  nacen  las nubes verdes; nada más representativo en el mundo de las letras, de la literatura y la poesía que la acertada frase “Ipiales… ciudad de las nubes verdes” expresada por Juan Montalvo para definir el color único con que se torna  las nubes ya caída la tarde y solo es evidente en Ipiales: Las nubes de verdes… verde esperanza que invita a repensar la realidad y configurar porque no un nuevo mundo desde el sur, el amable sur donde  orgullosamente nacimos y crecimos en pos de una identidad, gestada en las calles, barrios de esta   Ipiales, ciudad a la que hoy hago homenaje con mi obra representativa del carnaval.
Finalmente, en la mano derecha de la mujer, esa mujer con traje de ñapanga que luce armónicamente su antifaz, collares y manillas autóctonos de carnaval y que hacen memoria de la mujer campesina, trabajadora, guerrera del sur, producto de nuestra etnia, nuestra realidad como pueblo Pasto,  se despliega un azul difuminado que representa la expansión de un pueblo, con dirección al cielo seguramente reencontrando en carnaval su principio de libertad, como derecho fundamental consagrado en nuestro texto rector constitucional. Libertad!!!
Por ultimo vale la pena retar al público, para que también en su imaginería y el estado mental que la obra les genere, reconozcan y definan a la mujer como la “pachamama” –nuestra madre común: La tierra, tierra fértil que en Ipiales nos permitió nacer y día tras día como premisa social nos recuerda que aun en medio de las dificultades  experimentadas en nuestro territorio es posible una vida digna, una armonía comunitaria fruto de la solidaridad, la confianza en el semejante que brindara su mano amiga en pos de un objetivo común; la justicia social.
Sangre Guerrera
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