LAS CIUDADES Y LOS OJOS. 3
Después de andar siete días, a través de boscajes, el que va a Baucis no
consigue verla y ha llegado. Los finos zancos que se alzan del suelo a gran
distancia uno de otro y se pierden entre las nubes, sostienen la ciudad.
Se
sube por escalerillas.
Los habitantes rara vez se muestran en tierra: tienen arriba todo lo necesario
y prefieren no bajar. Nada de la ciudad toca el suelo salvo las largas patas de
flamenco en que se apoya, y en los días luminosos, una sombra calada y
angulosa que se dibuja en el follaje.
Tres hipótesis circulan sobre los habitantes de Baucis: que odian la tierra; que
la respetan al punto de evitar todo contacto; que la aman tal como era antes
de ellos, y con catalejos y telescopios apuntando hacia abajo no se cansan
de pasarle revista, hoja por hoja, piedra por piedra, hormiga por hormiga,
contemplando fascinados su propia ausencia.
 ITALO CALVINO

Ciudades Invisibles
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Ciudades Invisibles

Ilustración basada del libro Ciudades Invisibles de Italo Calvino.

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