Los gigantes azules me saludan, me encantan, ¡me llevan a otra dimensión!
La espectativa frente a lo soñado se excede, el corazón se agita, la emoción se desborda. La felicidad de la vida se nutre de un mágico, espiritual y poderoso momento de alegría.
Como cuando niño miraba al cielo y las nubes tomaban forma de rostros, ahora cada témpano empezaba a tomar forma en mi cabeza, pasé a ser un retratista de los gigantes...