Con la crisis y el nacimiento de su hijo la vida de Ton Becerra dio un vuelco, dormía poco y decidió dedicar un año a investigar y aprender cosas nuevas. Comenzó a comprar objetos de colección por Internet relacionados con el color rojo, su favorito, que tuviesen además un valor histórico y sentimental. Compró botellas antiguas de Coca Cola, leche, latas, cajas de té, saleros, ketchup y tazas de tiendas elegantes de Paris. “Los objetos los compré y los pinto porque son de mi época, de la adolescencia.”
Descubrió su trazo personal, montando bodegones donde destacan los reflejos, las transparencias y los objetos en primer plano.