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Einstein Vs La sabiduría popular | Cuento.














Einstein – Vs –  El estudiante vago.

Desperté al fuerte llamado del profesor. Su recia y reseca voz se expandía con más fuerza sobre el aula repitiendo una y otra vez mi nombre. Levanté la mano y dije “acá estoy”, pensando en que tal vez, había cometido un error al identificarme (porque no había leído el libro que dejaron de tarea).

-Explíqueme el capitulo cinco, la relatividad, con sus palabras.– me dijo.  

La angustia y el temor anularon mis habilidades. No podía pedir ayuda y Sandoval no me podía botar ningún dato de importancia porque estábamos a una distancia donde nos pondríamos en evidencia.
De repente, unas pequeñas voces empezaron a sonar en mis oídos, amplificando mis pensamientos con una dicción más madura y refinada. Me recriminaban, me insultaban, me juzgaban.

-Perdóneme profesor, tengo que salir inmediatamente- le dije desesperadamente mientras salía del salón.

Tomé el corredor donde están los cursos décimo y los demás once y bajé por las escaleras hacia el baño. Abrí el grifo.  Tomé agua. Recogí con mis manos una pequeña cantidad y la eché en mi cara. Aquellas vocecillas se había unificado diciéndome borracho, vicioso, descarado, perezoso, holgazán.

Salí del baño y fui a la oficina de la psicóloga del colegio -que me conocía bien ya que habíamos tenido varios encuentros por consecuencia de la separación de mis padres-. Ella creía que mi desinterés y la rebeldía partían de este problema de casa.

-Doctora, una voz me habla en mi cabeza.
-¿Es tú amigo, un amigo imaginario? – me dijo intentando calmarme.
-Nunca lo había escuchado, me da miedo porque me regaña, me juzga. Conozco mi voz interior y esta es ajena a mi.
-Entiendo. Tienes que calmarte y respirar, debe de haber algo que te atormenta y por eso la escuchas. Toma esté calmante, recuéstate y descansa, hablaré con tu profesor y le explicaré que estas acá- dijo la doctora acercándome un vaso de agua y una pastilla azul.

Tomándola, me recosté en el sofá de aquella oficina.
-No te demores, no quiero estar solo- le dije entre dormido.

Esa tarde de lunes en duermevela, vi un personaje de una cabellera blanca desordenada y un prominente bigote. Él estaba sentado y botaba repetidamente una pelota de hule cronometrando su caída. Se dió cuenta que estaba allí y empezó a condenarme.
-Vago, borracho, vicioso, indisciplinado, holgazán, flojo, mediocre…
-¡Ahhh, cállese! ¿Quién es usted?
-Seré su tormento de lunes a jueves, y haré de su viernes y sus fines de semana algo tan rápido que usted deseará morir. –Me dijo.
-Usted es el del libro, el científico ese al que no quiero leer. Déjeme en paz ¿Qué quiere de mi?.- le grite.
-Seré su tormento de lunes a jueves, y haré de su viernes y sus fines de semana algo tan rápido que usted deseará morir.- me repetía carcajeándose y lanzado su pelota de hule.

Entonces vi como iba a ser la mañana del martes, la tarde del miércoles, los jueves en el recreo y como todos se burlaban de mi estado, tratándome de loco, esquizofrénico, chiflado, en un tiempo y espacio eterno, sin la validación de los minutos ni las horas.
-Doctora aleje de mi esa voz, hará de mi semana un infierno eterno, y mi fin de semana, unas horas fugaces. ¡Por favor, ayúdeme!.
-Creo que no puedo hacer nada por ti. Tendré que recluirte a una hospital de reposo – Aseguro cruelmente.


Desperté al fuerte llamado del profesor. Su recia y reseca voz se expandía con más fuerza sobre el aula repitiendo una y otra vez mi nombre. Levanté la mano y dije “acá estoy”, pensando en que tal vez, había cometido un error al identificarme (porque no había leído el libro que dejaron de tarea).

-Explíqueme el capitulo cinco, la relatividad, con sus palabras.– me dijo.  

La angustia y el temor anularon mis habilidades, dándome la impresión de haber vivido esto antes. Suspirando y retomando la calma poco a poco respondí:

Cuando deseas un viernes y su fin de semana, estos tres días parecerán uno solo. Cuando te atormenta un lunes, ese día durará el triple. Eso es relatividad.













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Cuento Nº 3. Einstein Vs El estudiante vago.

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