LA MINGA SE DESPIDE.
Estas fotografías las tomé el 12 de Mayo del 2021 en Puerto Resistencia, en Cali, Colombia. Este día la Minga indígena se despedía de Cali para seguir apoyando el Paro Nacional desde el Departamento del Cauca. El 10 de Mayo fueron atacados en lo que sería, según la investigación del Congresista y líder campesino César Pachón, una emboscada paramilitar en uno de los sectores de la clase alta caleña. Civiles armados del barrio y probablemente policías infiltrados que generaron confusión, aprovechando la ignorancia, la molestia, el racismo y el clasismo de algunos vecinos que sintieron vulnerados sus privilegios en medio del Paro. Hubo 12 mingueros heridos.
Muchxs, como yo, estamos admiradxs de ver tanta valentía y aguante de los que han estado todo el tiempo en la calle poniendo el pecho para buscar un país un poco más viable.
Algo se despertó aquí y viene con fuerza. Desde distintas maneras y lugares, con mayor o menor compromiso y alcance, se hace la Resistencia. Muchos estamos haciendo algo para alimentar y pensar todo esto que está sucediendo. Sin embargo, procesar la muerte de tantos peladxs y ver las nombres y las cifras de tantos desaparecidxs, ver tanta sevicia de la policía, ser testigo de la "lógica" traqueta y paramilitar, ver el racismo, el clasismo y falta de empatía de una buena parte de la sociedad caleña, pega duro en la cabeza y el corazón.
No he sentido ganas de salir a tomar fotos. Y sólo estuve en dos marchas. He sentido miedo de salir con y sin mi cámara; me pierdo en el exceso de imágenes que se me parecen todas. Me preocupa el COVID que está en niveles muy altos en la ciudad y no hay UCIs disponibles. Sin embargo sentí que debía despedirme de la Minga, como si en silencio tuviera que pedirles perdón. Quería decirles adiós o tenerlos más o menos cerca. Llegué a Puerto Resistencia sin saber que los iba a encontrar ahí a esa hora. Fue sanador ver la risa, el agradecimiento con Cali, ver a tanta gente que los aplaudió. No había rabia, ni rencor.
Muchxs, como yo, estamos admiradxs de ver tanta valentía y aguante de los que han estado todo el tiempo en la calle poniendo el pecho para buscar un país un poco más viable.
Algo se despertó aquí y viene con fuerza. Desde distintas maneras y lugares, con mayor o menor compromiso y alcance, se hace la Resistencia. Muchos estamos haciendo algo para alimentar y pensar todo esto que está sucediendo. Sin embargo, procesar la muerte de tantos peladxs y ver las nombres y las cifras de tantos desaparecidxs, ver tanta sevicia de la policía, ser testigo de la "lógica" traqueta y paramilitar, ver el racismo, el clasismo y falta de empatía de una buena parte de la sociedad caleña, pega duro en la cabeza y el corazón.
No he sentido ganas de salir a tomar fotos. Y sólo estuve en dos marchas. He sentido miedo de salir con y sin mi cámara; me pierdo en el exceso de imágenes que se me parecen todas. Me preocupa el COVID que está en niveles muy altos en la ciudad y no hay UCIs disponibles. Sin embargo sentí que debía despedirme de la Minga, como si en silencio tuviera que pedirles perdón. Quería decirles adiós o tenerlos más o menos cerca. Llegué a Puerto Resistencia sin saber que los iba a encontrar ahí a esa hora. Fue sanador ver la risa, el agradecimiento con Cali, ver a tanta gente que los aplaudió. No había rabia, ni rencor.
** ( Texto escrito durante el Estallido Social que tuvo a la ciudad de Cali como protagonista)
