Fuimos contratados para desarrollar la identidad visual de un food truck de comida rápida. El emprendimiento tenía la particularidad de que no ofrecía nada que no fuera frito.
De allí el nombre y el espíritu de este proyecto.
Las nociones de nuestro cliente fueron claras: «Somos un emprendimiento, barato y accesible. No es un lugar fino, pero sí debe ser llamativo. Los niños son nuestros clientes predilectos».
Creamos un universo visual desfachatado y flexible con una reseñable licencia creativa.
Es decir, no opusimos cortapisas a las sugerencias de nuestra imaginación.
Por eso creamos una gran familia de personajes con una marcada estética naif, pues hablamos de aquello que es «ingenuo o inocente» y también «puro, genuino, simple y auténtico».
La aspiración de nuestro cliente a lo «llamativo» fue transliterado por FIEL como «estridente». La perspectiva de «no ser finos», se interpretó como «toscos y grotescos».
El mundo de las frituras todo lo tizna, todo lo deja recubierto de su atmósfera invasiva. El acto de freír, tan cargado de simpleza y rusticidad, deja ver una sombra de obsesión: la acción repetitiva, monótona de colocar una pieza tras otra en la freidora.
Cada criterio establecido fue funcional a la pregnancia de la marca. La diagramación de los afiches responde a la perspectiva que propician los personajes que en ellos participan: los elementos «manchan» a los demás, todo se ve intervenido.
Cada criterio establecido fue funcional a la pregnancia de la marca. La diagramación de los afiches responde a la perspectiva que propician los personajes que en ellos participan: los elementos «manchan» a los demás, todo se ve intervenido.
Aquí, las posibles combinaciones de colores.
