Al igual que en el diseño, la danza es un equilibrio entre técnica y creatividad. Es una paleta de movimientos, estilos y emociones que se unen para contar una historia.
Cada bailarín, al igual que un diseñador, tiene su propia interpretación y visión. Se trata de experimentar, adaptarse y evolucionar con cada presentación.
En la intersección del arte y la técnica, encontramos historias visuales en movimiento, un testimonio de la capacidad humana para comunicarse más allá de las palabras.