Los trabajadores del paraíso son como sombras pero no cualquier sombra; sobre sus hombros recaé la difícil tarea de mantener al paraíso funcionando. El objetivo de su existencia es que el turista regrese a casa con los recuerdos más hermosos de su vida.
Trabajar en el paraíso no es nada fácil, requiere de grandes esfuerzos, jornadas de calor extremo, desintegración familiar, condiciones laborales inestables y todas las variables posibles que hacen de su trabajo un verdadero infierno.
El trabajador del paraíso ha aprendido a ocultarse tras una careta de amabilidad o en la mayoría de los casos tras un manto invisible del cual núnca se despoja. En sus momentos de descanso salta a las calles por las noches para tomar un paseo, o durante el día se oculta en las sombras de la playa para observar el hermoso escenario del cual se siente exiliado.