En un futuro muy probable, y en un presente muy real, hace tiempo que la realidad virtual y la simulación de experiencias ha entrado en nuestras vidas, dando respuesta a necesidades humanas muy recurrentes como el viajar, conocer, recorrer y sentir estímulos nuevos.
Cúspide nos introduce en un mundo donde a causa de factores climáticos, sociales, políticos y económicos, desplazarse para conocer y realizar actividades de ocio es una acción limitada para una clase media joven. Con estas circunstancias, se intenta buscar una alternativa que se desvíe de todo el desarrollo tecnológico de la realidad virtual para tener experiencias parecidas a las de viajar. A partir de la investigación y la experimentación se plantea una manera diferente de tener una experiencia inmersiva comprimiendo las atmósferas de los lugares a partir de dispositivos que se activan con el cuerpo entero y funcionan con elementos matéricos que recuperan el uso de los sentidos en vez de solo engañar al cerebro.
Estos dispositivos se usan principalmente en los terrados de las ciudades, creando un vínculo entre las cimas naturales(montañas) y artificiales (edificios), el intento desesperado de los usuarios por encontrar un espacio donde llevar a cabo la experiencia, y el acto de escalar y llegar a una cúspide donde la belleza del nuevo estímulo espera para ser mostrada.