Este packaging consiste en una caja vertical cerrada con una fina cinta de cuero y que se abre por la mitad dejando al descubierto las botellas. En los círculos interiores en los que se emplazan las botellas, se sitúan dos cartoncillos que ayudan al cierre de la caja y explican sus segundos usos. Las botellas son de vidrio y porcelana esmaltada y poseen la misma forma. Ambas se cierran con un tapón cabezudo de corcho y madera que permite abrirlas y cerrarlas siempre que se quiera. Llevan una etiqueta en la zona panelable del cuerpo que se puede desprender gracias a una tira troquelada.