Un Madrid vacío e insólito
El fotógrafo Ignacio Pereira vacía las calles de la capital en una serie fotográfica que reflexiona sobre el bullicio de las grandes ciudades.
Aquella escena de la película Abre los Ojos en la que Eduardo Noriega atraviesa la Gran Vía de Madrid totalmente desértica es una de las más icónicas del cine español. “Es difícil concebir que un lugar tan concurrido aparezca de repente vacío de gente, y de ahí el impacto”, explica el fotógrafo Ignacio Pereira, creador de Madrid, una serie fotográfica que muestra una imagen solitaria e insólita de la ciudad 20 años después del estreno de aquel largometraje de Alejandro Amenábar.
Según Pereira, además del impacto visual de las imágenes, esta serie fotográfica trata también de “reflexionar sobre los espacios de convivencia”. “He querido representar esa fórmula perfecta que nos permitiese tener todo lo que deseamos, en este caso mezclando las comodidades que ofrece la ciudad con la paz y tranquilidad de un pueblo”, dice Pereira, quien suele veranear en una pequeña localidad de Extremadura. “Un paseo por un Madrid desértico es un sueño para muchos madrileños”, se ríe. Y prosigue: “los lugares seleccionados son sitios de paso donde hay un continúo flujo de personas. Existe una especie de energía residual que queda reflejada en las fotografías aunque haga desaparecer a la gente de ellas”.
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Cuando Ignacio Pereira vacía una plaza, una calle, un puente, en definitiva, un espacio público que normalmente está abarrotado de gente, siempre deja una figura, una persona que captó con su cámara en un momento dado, y de quien ha decidido contar su historia. La historia de algún desconocido que cruzaba una calle en el momento justo.
Y es que como el propio Pereira nos explica, cuando en una imagen en la que hay una “mancha humana” de lado a lado, eliminas todas esas personas y dejas a una sola, a un sólo personaje, en realidad consigues que cobre sentido la historia de esa persona.
Así podemos encontrar a un estudiante cruzando una calle, o a un hombre que se dirige a trabajar, una única barca en el Retiro…, en definitiva a alguien a quien Ignacio ha querido destacar entre la “masa humana” que encontramos habitualmente en las ciudades, y contar su historia.
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