Nacida de la sangre de la Gorgona, la anfisbena se ha deslizado y escabullido a través de las grietas de la historia, acechando las historias y temores de los hombres. En su carácter arcano la dualidad de la naturaleza, quizás la humana, se ve reflejada en sus dos cabezas de acostumbradas actitudes opuestas, ambas fuentes de ponzoñoso veneno.
Su naturaleza extraña, de la que destacan sus habilidades regenerativas, le ha asegurado un lugar en el inventario de pociones de chamanes y curanderos durante eras, quienes confieren amplias cualidades curativas al cuerpo de estos seres; particularmente a su piel, de la que se dice tiene la habilidad de curar resfriados, artritis, protección durante el embarazo e incluso derribar árboles al fijarle al tronco deseado.
Su naturaleza extraña, de la que destacan sus habilidades regenerativas, le ha asegurado un lugar en el inventario de pociones de chamanes y curanderos durante eras, quienes confieren amplias cualidades curativas al cuerpo de estos seres; particularmente a su piel, de la que se dice tiene la habilidad de curar resfriados, artritis, protección durante el embarazo e incluso derribar árboles al fijarle al tronco deseado.
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