Si la temperatura y la humedad lo permite, y las noches no están tan frías, las charcas temporales y bañados rebosan de sonido. Es una fiesta que muchos hemos escuchado, pero pocos hemos presenciado. Los anfibios dejan la seguridad de sus escondites para ser las estrellas de la noche. Con la excusa de buscar pareja, distintas especies se unen en una sinfonía vibrante que le da vida al lugar. Por la mañana, no quedarán rastros de esta congregación, como si nada hubiera pasado. Así es la vida de muchas especies de anfibios en el monte uruguayo, específicamente en los bañados aledaños a la laguna José Ignacio. 

Entre los integrantes mas frecuentes en esta orquesta suelen estar las ranas de zarzal (Hypsiboas pulchellus), la ranita hocicuda (Scinax squalirostris), el escuerzo chico (Odontophrynus americanus), la rana boyadora grande (Pseudis minuta), el sapito de jardín (Rhinella fernandezae) y la mas grande de todas, la rana criolla (Leptodactylus latrans).