El Grupo de Inversiones Suramericana, fundado en Medellín en 1945 (y hoy conocido como Grupo Sura), es una de las principales compañías financieras de Colombia y Latinoamérica. Tanto así que actualmente forma parte del Índice Mundial de Sostenibilidad Dow Jones.
La empresa es reconocida por un tigre, mascota que constituye uno de los hitos publicitarios de la historia del país. Este apareció en una campaña comercial a principios de los años setenta, imprimiéndole humor (negro) a un tema que usualmente estaba marcado por una gran seriedad.
Así, en una campaña televisiva hecha con dibujos animados y emitida en 1972, un hombre discute con un vendedor de seguros, el cual trata de convencerlo de los peligros que acechan en su vida. Este responde diciendo “tú lo que quieres es que me coma el tigre”. Acto seguido, un tigre aparece y lo devora.
Luego, en otro comercial, el vendedor trata de convencer al tigre de comprar un seguro de vida, pero este (que también puede hablar) lo rechaza, y cae muerto por el rifle de un cazador (un destino similar le ocurre al cazador en otro comercial).
En los años ochenta, el tigre tomó un carácter menos agresivo, pues se volvió más antropomórfico (comenzó a caminar en dos patas) y adquirió una voz más caricaturesca, plasmada con creces por el insuperable Jaime Olaya Terán.
El apego de la empresa a la imagen del tigre también se trasladó a su eslogan “un tigre en seguros” y luego en la expresión “unos tigres en protección”.
La empresa es reconocida por un tigre, mascota que constituye uno de los hitos publicitarios de la historia del país. Este apareció en una campaña comercial a principios de los años setenta, imprimiéndole humor (negro) a un tema que usualmente estaba marcado por una gran seriedad.
Así, en una campaña televisiva hecha con dibujos animados y emitida en 1972, un hombre discute con un vendedor de seguros, el cual trata de convencerlo de los peligros que acechan en su vida. Este responde diciendo “tú lo que quieres es que me coma el tigre”. Acto seguido, un tigre aparece y lo devora.
Luego, en otro comercial, el vendedor trata de convencer al tigre de comprar un seguro de vida, pero este (que también puede hablar) lo rechaza, y cae muerto por el rifle de un cazador (un destino similar le ocurre al cazador en otro comercial).
En los años ochenta, el tigre tomó un carácter menos agresivo, pues se volvió más antropomórfico (comenzó a caminar en dos patas) y adquirió una voz más caricaturesca, plasmada con creces por el insuperable Jaime Olaya Terán.
El apego de la empresa a la imagen del tigre también se trasladó a su eslogan “un tigre en seguros” y luego en la expresión “unos tigres en protección”.
