Cuando era pequeño, vivíamos en una casita con un sótano lleno. Mamá hizo que el sótano fuera acogedor con una alfombra que cubría el piso de concreto y un sofá y una silla en los que podíamos jugar. Mis hermanos y yo jugábamos mucho allí, y ahí era donde guardamos la mayoría de nuestros juguetes y las cosas que atesoramos.
Subimos y bajamos esas escaleras de madera muchas veces, y después de un tiempo comenzaron a verse bastante desgastadas y desaliñadas. Mamá decidió que los iba a pintar. Eso fue en los días anteriores a la entrada en uso de las pinturas de secado rápido, y la pintura tardaba un día completo en secarse.
Un par de horas antes de que mamá comenzara a pintar, nos dijo que trajeramos cualquier cosa del sótano que quisiéramos ese día. "Piensa bien", dijo, "y asegúrate de mencionar todo con lo que quieras jugar".
Los tres, yo tenía 10 años, mi hermano pequeño Robby 6 y mi hermano mayor mayor que yo, bajamos las escaleras y recogimos nuestras preciadas posesiones. Luego mamá pintó las escaleras.
No pasó mucho tiempo después de que ella terminó que recordé algo más que necesitaba. ¡Sí, realmente lo necesitaba! ¡Era muy importante y lo necesitaba ahora mismo!

Quando criança, morávamos em uma pequena casa com um grande porão. Mamãe tornou o porão confortável com um tapete que cobria todo o chão de concreto e uma poltrona e cadeira com as quais podíamos brincar. Meus irmãos e eu brincávamos muito lá em baixo, e era ali que guardávamos a maior parte de nossos brinquedos e as coisas que eram valiosas para nós.

Subíamos e descíamos aqueles degraus de madeira diversas vezes, e logo eles começaram a ficar bastante gastos e sujos. Mamãe resolveu pintá-los. Isto foi na época antes que existissem tintas de secagem rápida, e levaria um dia inteiro para a tinta secar.

Algumas horas antes de Mamãe começar a pintar, ela nos disse para levar para cima tudo o que estava no porão que pudéssemos querer durante o dia. “Pensem bem”, ela disse, “e certifiquem-se de trazer para cima tudo aquilo com que irão querer brincar.”

Nós três – eu tinha 10 anos, meu irmãozinho Robby tinha 6, e meu irmão mais velho era maior que eu – descemos aos empurrões e juntamos as coisas de que gostávamos. Depois Mamãe pintou a escada.

Não foi muito tempo depois de ela ter terminado que me lembrei de algo mais de que precisava. Sim, eu precisava mesmo daquilo! Era algo muito importante, e eu precisava já!

Érase una noche triste, mientras meditaba, débil y cansado,
Sobre muchos volúmenes pintorescos y curiosos de tradiciones olvidadas
Mientras asentía, casi tomando una siesta, de repente se escuchó un golpeteo,
Como si alguien golpeara suavemente, golpeara la puerta de mi habitación.
"Es un visitante", murmuré, "llamando a la puerta de mi habitación ...
Solo esto y nada más ".
Ah, claramente recuerdo que fue en el sombrío diciembre,
Y cada brasa moribunda por separado forjó su fantasma en el suelo.
Deseé ansiosamente el mañana; - en vano había buscado pedir prestado
De mis libros cese del dolor, dolor por la perdida Lenore
Para la doncella rara y radiante a quien los ángeles llaman Lenore -
Sin nombre aquí para siempre.
Y el susurro sedoso triste e incierto de cada cortina púrpura
Me emocionó, me llenó de terrores fantásticos que nunca antes había sentido;
De modo que ahora, para calmar los latidos de mi corazón, me quedé repitiendo:
"Es un visitante pidiendo entrada por la puerta de mi habitación;
Algún visitante tardío que suplicaba entrar por la puerta de mi habitación; -
Esto es y nada más ".

Numa meia-noite agreste, quando eu lia, lento e triste,
Vagos curiosos tomos de ciências ancestrais,
E já quase adormecia, ouvi o que parecia
O som de alguém que batia levemente a meus umbrais.
“Uma visita”, eu me disse, “está batendo a meus umbrais.
É só isto, e nada mais.”

Ah, que bem disso me lembro! Era no frio dezembro
E o fogo, morrendo negro, urdia sombras desiguais.
Como eu queria a madrugada, toda a noite aos livros dada
Pra esquecer (em vão!) a amada, hoje entre hostes celestiais –
Essa cujo nome sabem as hostes celestiais,
Mas sem nome aqui jamais!

Como, a tremer frio e frouxo, cada reposteiro roxo
Me incutia, urdia estranhos terrores nunca antes tais!
Mas, a mim mesmo infundindo força, eu ia repetindo:
“É uma visita pedindo entrada aqui em meus umbrais;
Uma visita tardia pede entrada em meus umbrais.
É só isto, e nada mais.”