En el río de la sierra
la esposa triste se bañaba.
Por el cuerpo le subían
los caracoles del agua.
Las arenas de las orillas
y el aire de la mañana
le daban fuego a su risa
y el temblor a sus espaldas.
¡Ay, que desnuda estaba
la doncella en el agua!
Yerma, Federico García Lorca