Mi primer y único amor
De:
Para:
Si, como suelen decir, la historia la cuenta el vencedor, entonces nuestra historia debiera contarla el amor, pues es él quien ha vencido por sobre todas las cosas y, a pesar de nuestra inseguridad primera, nos ha reunido.
            Y si me permites ponerme un poco poética amor mío, he de decir que a veces los tiernos secretos del lenguaje nos velan el verdadero significado de las palabras, y es que cuando hablamos de una reunión, pensamos que se trata de una junta, sin embargo, es algo más que eso. Reunir se compone del sufijo re y la palabra unir. Y aquí viene la parte interesante, ya que tal sufijo significa volver a, entonces, reunir en su conjunto sería algo así como volver a ser uno. Y nosotros, después de haber vagado por peligrosas sendas, nos volvimos a ligar en una sola unidad, tanto es así que hemos formado una familia.
            Por recapitular un poco lo que hemos vivido, fue un martes la primera vez que nos vimos. Los dos, sin saber qué nos depararía el futuro, atravesamos la puerta de un salón de clases cualquiera en la vocacional. Allí nos conocimos entre el desmadre que echábamos, nuestro sentido del humor poco ortodoxo nos fue convirtiendo en amigos. Esto, en cierto sentido, nos jugó un poco en contra, pues, aunque ambos sentíamos atracción hacia el otro, por timidez y miedo a tirar por la borda dicha amistad, guardamos muy en nuestros adentros aquellos sentimientos.
            Luego cada uno vago por el mundo construyendo su esencia a partir de lo que aprendimos en el aquel resquicio del mundo llamado Iztapalapa. No obstante, aquel cosquilleo de nuestro romance juvenil nos llamaba otra vez a estar juntos, nos invitaba a probar las delicias del verdadero amor y en un arranque de locos decidimos arriesgarlo todo y comenzar a salir.
            Poco a poco nos dimos cuenta de que nuestras ideas encajaban, de que nuestros errores se complementaban, de que nuestros corazones palpitaban con más fuerza cada vez que nos veíamos a los ojos, de que nuestras risas nos revelaban que nos hacíamos felices el uno al otro. Poco a poco nos dejamos sucumbir ante la pasión y nuestros labios se dejaron llevar por el vals de los besos. Poco a poco decidimos sin palabras que queríamos vivir el resto de nuestras vidas juntos, motivo por el cual unimos nuestras vidas en matrimonio. Y la prueba de que hemos hecho el amor la llevo aquí cargando en vientre.
            Después de todas estas palabras no me queda más que decir que te amo, que eres mi primer y único amor, que quiero retozar a tu lado hasta que la eternidad nos alcance y si es posible hacerte sonreír el resto de mi vida.

                                                                                                      Tuya siempre.  
Ejemplo de carta
Published:

Ejemplo de carta

Published:

Creative Fields